Sobre la serie
En el surgimiento de la Modernidad, junto a la invención del individuo, nació el género del retrato. El ser humano quiso separarse del entramado de relatos misteriosos que empastaban la Tierra con las divinidades, y las personas con las bestias, y asegurarse una identidad distintiva. En su serie Cimbrar, Vivian Galban somete el orgullo del retrato a la disolución. Compuesta por una secuencia de cajas de luz, tiempo y espacio somete el cuerpo a una línea de fuga que lo vuelve impreciso e inasible, como una suerte de Muybridge fantasmático. Después de años de trabajar obsesivamente sobre la misma modelo, con un tratamiento hiperrealista, esconde su mirada y se escabulle de la fijación fotográfica. De cerca, se reduce a un campo informe y titilante de manchas y de agitaciones. Aún aquello que es objeto de nuestra atención, se escurre como el inconcebible universo. Allí donde la semejanza se esfuma, revela la fotografía su poder distintivo porque, aún indescifrable, se trata de la huella material de una existencia.
Valeria Gonzalez, 2013
Caja de luz en acero plegado. Impresión fotográfica en duratrans
2013
Caja de luz en acero plegado. Impresión fotográfica en duratrans
2013
Caja de luz en acero plegado. Impresión fotográfica en duratrans
2013
Caja de luz en acero plegado. Impresión fotográfica en duratrans
2013
Caja de luz en acero plegado. Impresión fotográfica en duratrans
2013
Caja de luz en acero plegado. Impresión fotográfica en duratrans
2013
Vista de la instalación
2013
Caja de luz en acero plegado. Impresión fotográfica en duratrans
2013
Vista de la instalación
2013